Читать книгу Revistas para la democracia. El papel de la prensa no diaria durante la Transición онлайн

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Mientras tanto, desde la sección de «Internacional», La Calle empezaba a configurar un actualizado mapa del internacionalismo al gusto y conveniencia del que iba a salir del IX Congreso del PCE en abril de 1978.ssss1 En este congreso, con el respaldo mayoritario de los asistentes, el Partido Comunista abandonó el marxismo-leninismo como doctrina oficial del partido para adoptar en su lugar el eurocomunismo y con él una nueva identidad, la de «partido marxista, revolucionario y democrático». El nuevo internacionalismo comunista dejaba atrás definitivamente la influencia del comunismo prosoviético para incluir a todas aquellas fuerzas revolucionarias y de izquierdas que pudieran contribuir a configurar «un frente anti-imperialista mundial» (Treglia, 2011: 27). En lógica consecuencia, La Calle amplió su agenda internacional más allá de Europa, donde le interesaban la socialdemocracia alemana, el socialismo en Italia o Francia y el movimiento sindical minero en Gran Bretaña. En América Latina prestó especial atención a las guerrillas centroamericanas y a la actualidad cubana, y en África a sus movimientos armados. Como contrapunto, se publicó una sección titulada, con evidente sarcasmo, «Las Cosas del Imperio», dedicada por supuesto a Estados Unidos. Todo ello dio como resultado una revista crítica de izquierdas, muy conectada con las aspiraciones de secularización y modernización radical del país compartidas por un colectivo de lectores instruidos y de arraigada conciencia política.

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