Читать книгу Revistas para la democracia. El papel de la prensa no diaria durante la Transición онлайн

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EL LANZAMIENTO DE LA CALLE

El 15 de marzo de 1978, el diario El País anunciaba la inminente salida de La Calle como una revista que nacía «con el propósito de ofrecer una información viva, directa y plural de la actualidad política, social y cultural del país». César Alonso de los Ríos, futuro director de la nueva revista, declaraba a El País que «la idea de poner en marcha La Calle surgió hace un año de un grupo de profesionales que queríamos hacer la revista de izquierdas, coherente y de calidad periodística que, a nuestro parecer, todavía no se puede encontrar en el mercado».ssss1 Reconocer públicamente que un grupo de redactores llevaba un año planificando la edición de una nueva revista constituía un muy serio golpe a la revista Triunfo, de la que provenían y a la que ya no reconocían su entidad como «una revista de izquierdas coherente y de calidad».

Lo que sí parece claro, a la luz de su línea editorial en 1977, es que las críticas de Triunfo al PCE debieron de ser el detonante para que los redactores más vinculados al partido decidieran abandonar la revista y fundar La Calle con el fin de reforzar la imagen pública del Partido, con mayúscula, tan debilitada a lo largo de ese año por los decepcionantes resultados electorales y por las renuncias programáticas que comportó la firma de los Pactos de la Moncloa. De este modo, recién iniciado 1978, el PCE se encontraba con dos importantes respaldos: la revista La Calle y el sindicato Comisiones Obreras (CC. OO.), ambos esenciales para compensar la situación políticamente debilitada del comunismo. De la revista y del sindicato se esperaba que contribuyeran a ganar en el espacio mediático y laboral la posición hegemónica que el PCE no había alcanzado en las instituciones a través de las urnas.

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