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Con la crisis económica de 1837 la familia Whitman regresó a Long Island y allí Walt, en un giro sorprendente, trabaja como maestro en algunas escuelas de la zona. Le pagaban poco pero a cambio los padres de los alumnos se encargaban de alojarlo en sus casas y de darle la manutención. Por lo que cuenta en su correspondencia y por los frecuentes cambios de escuela, es evidente que no le gustaba mucho el trabajo y que tampoco era muy bueno en ello. Entre 1836 y 1841 enseñó en ocho escuelas. Es durante estos años cuando se forma un rasgo distintivo que lo acompañaría el resto de su vida y que tiene su reflejo en “Canto de mí mismo”: “I loafe and invite my soul/ I lean and loafe at my ease observing a spear of summer grass” (CPP 188). Según el testimonio de los alumnos era una persona a la que el tiempo, el dinero o el trabajo no le preocupaban demasiado; una persona, en el fondo, que tenía poco interés en trabajar para hacer dinero y que prefería tener tiempo libre para dedicarlo a su principal menester, la poesía.

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