Читать книгу Las rutas de la seda en la historia de España y Portugal онлайн

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Roma controló algunas de las ciudades de esta ruta, siendo Palmira uno de los centros principales al que llegaban las caravanas cargadas de productos de lujo, entre los que se encontraba la seda, de la que los romanos desconocían su naturaleza y su origen animal, identificándola Plinio con un vellón blanco extraído de los árboles (Naturalis Historia, VI.54).

El uso de los tejidos de seda pronto se extendió entre las clases privilegiadas romanas, lo que llevó a legislar sobre su uso y a establecer algunas prohibiciones, como la de vestir seda para los hombres en un edicto del Senado del año 16 a. C., citado por Tácito (Annales, 2.33). Con el tiempo llegó a declararse que era un deshonor su uso entre los hombres, por eso a Calígula se le censuraba por vestir de seda como una mujer (Suetonio, Calígula, 52). Pero Plinio lanzó juicios morales sobre su uso tanto entre hombres como entre mujeres (Naturalis Historia, XI, 27-28).

Aunque la utilización de seda fue habitual entre la familia imperial, fue Heliogábalo, de origen sirio, el primer emperador en vestir íntegramente con este material (Lampridio, Heliogabalus, 26), porque hasta entonces esta fibra estaba reservada para algunos detalles y aplicaciones de la indumentaria; por eso Alejandro Severo censuró y prohibió a la emperatriz cubrirse con un vestido de seda cuyo coste equivalía a su peso en oro (Lampridio, Alexander Severus, 40).

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