Читать книгу Las rutas de la seda en la historia de España y Portugal онлайн

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Es evidente que la seda se convirtió en Roma en un artículo de lujo, poder y estatus cuyo uso estaba regulado.ssss1 La sociedad romana expresó su pasión por estas exóticas telas, hasta el punto de que fue necesario fijar sus precios, como queda reflejado en el Edictium de Pretiis Maximis de Diocleciano (XXIII, 1-2).ssss1 Por el deseo que suscitaba su disfrute se entiende que cuando Alarico sitió la ciudad en el año 410 exigiese al Senado, para liberarla de su asedio, 4.000 túnicas de seda, entre otros tributos.ssss1

Durante el Imperio la fibra que se adquiría a los comerciantes que traficaban con ella en la Ruta de la Seda se tejía en centros con tradición textil de Asia Menor, Grecia y Egipto al menos desde el siglo I d. C.,ssss1 aunque las primeras piezas que confirman esta actividad provienen de los enterramientos egipcios de Antinoé y Akhmim a partir del siglo VI, donde orbiculi, tabulae y clavi de este material sirvieron de guarnición para túnicas y prendas de indumentaria. En la ornamentación de estas piezas se advierte una influencia sasánida como consecuencia del control que los persas ejercieron sobre la Ruta de la Seda a partir del siglo IV, supervisando el suministro de materia prima a Occidente y proporcionando tejidos manufacturados en sus talleres, que serían imitados técnica y decorativamente en los centros textiles ubicados en los territorios del Imperio.

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