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Cuando los musulmanes conquistaron Persia y conocieron el secreto de la seda, entre los centros textiles bizantinos y los recién creados centros islámicos del Mediterráneo y Asia Central se produjo un rico intercambio de técnicas y temas iconográficos, hasta el punto de que muchas piezas presentan dificultades en su catalogación. Samitos y lampas con motivos como elefantes y senmurvs incluidos en círculos perlados formaron parte de un repertorio común. El incremento de los centros productores de tejidos de lujo supuso una revolución económica ante la gran demanda, lo que originó redes comerciales que permitieron que estos objetos llegaran a todos los lugares para cumplir funciones de lo más variadas.

La expansión del Islam fue decisiva para la implantación de la sericultura en el ámbito del Mediterráneo fuera del control bizantino. Al-Ándalus fue el primer territorio europeo donde el cultivo de la seda generó una potente industria textil que exportó sus manufacturas a Oriente y Occidente. Parece que hasta entonces solo habían llegado a la península sedas importadas de Bizancio de las cuales, además del testimonio de San Isidoro en sus Etimologías, solo resta el pequeño fragmento pegado a una hebilla de cinturón de la necrópolis visigoda de Castiltierra, donde la seda se trabaja mezclada con otra fibra.ssss1

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