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Y así iba a suceder

Mientras tanto había que salir del país.

Y otra vez los problemas.

Después de volar desde Ufá hasta Moscú se dirigieron apresuradamente a Sherémetevo-2 y oh, sorpresa, sorpresa, los billetes de sus compañeros estaban caducados y el dinero que tenían no les llegaba para pagar nuevos billetes. Entonces no proliferaban las tarjetas de crédito y ellos no tenían.

Intentaron explicarles el problema a los funcionarios de Lufthansa en el mostrador de embarque y estos sin escucharlos porque estaban retrasados los remitieron a la puerta de embarque para ver qué podían hacer. Cuando llegaron a la puerta de embarque y viendo el nerviosismo de los funcionarios de la línea aérea, Eloy tuvo una inspiración y pidió a sus compañeros los billetes, puso el suyo que, era válido encima de todos, y lo entregó. Los teutones ni los miraron y les entregaron las tarjetas de embarque. Hasta que el avión no despegó no estuvieron tranquilos y se relajaron, como Eloy viajaba en bussines consiguió que una azafata muy gentil le regalara una botella de champán para celebrar con sus compañeros el final feliz.

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