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Vuestro padre
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Fue mi madre18 durante muchos años, casi, la única familia que conocí, que concentró en mí todo su cariño y todas sus ilusiones, que, luego, fueron colmadas, a fuerza de toda clase de sacrificios, por su parte, llegando hasta los trabajos más humildes y duros, a los que nunca había estado acostumbrada, tanto por su educación, como por su carácter y su valer, para la defensa heroica de su sostenimiento y, sobre todo, del mío.
Hija del profesor veterinario de Aldeadávila de la Ribera, pueblo de la provincia de Salamanca sentado sobre las orillas del río Duero y en la misma frontera con Portugal. Por la posición de su padre, hombre de gran prestigio personal y de positiva influencia política, y a quien se tenía muy en cuenta, tanto en el distrito como en la provincia, su hija mayor pudo recibir estudios, y gracias a sus dotes intelectuales cursó con todo éxito la carrera de maestra en la Escuela Normal de Maestras de Salamanca, hospedándose en el familiar hogar de un político a quien, muchos años después, llegué yo a conocer, ya muy viejo y recluido en su casa, aunque conservando su influencia y el respeto que también había conquistado durante su larga y activa época, don Mariano Cáceres,19 exdiputado en varias legislaturas por el distrito de Vitigudino, en el que estaba enclavado el pueblo de mi madre, y en el que mi abuelo era verdadero patriarca, con quien le unía antigua y leal amistad y en cuya casa solariega se hospedaba, cuando venía a la capital, y, recíprocamente, aquel cuando visitaba en Aldeadávila a sus amigos y electores, con los cuales nunca perdió el contacto.