Читать книгу Mis memorias онлайн

27 страница из 217

Terminada su carrera volvió al pueblo, en contra del parecer de la familia Cáceres y a pesar de no amoldarse a su carácter la vida pueblerina, pero apegada a los suyos y admiradora de su padre, al que adoraba, se sometió, apaciblemente, a la monótona y diaria vida familiar, permaneciendo indiferente a las muchas proposiciones que se le presentaron. Pero, muerto mi abuelo, continuó en la casa al lado de su madre y de su hermana, mi tía, Manuela, madre de vuestros tíos Fidel y Diego, dotada de una gran simpatía, pero de carácter distinto al de mi madre, puesto que el de esta era enérgico y decidido, mientras que el de mi tía era apacible, tímido y sufrido.

Su hermana se casó, en contra del parecer de mi madre, con un viudo que vivía bien, pues era un buen trabajador en su taller de carpintería, pero que de todo el pueblo era conocido su mal comportamiento con su primera mujer, víctima de su carácter violento.

Se consumó por fin el matrimonio que, como era de esperar, fue el inicio de una vida de martirio para mi pobre tía por querer él dirigir y, sobre todo, manejar y disponer de los intereses familiares que dejó el abuelo, encontrándose con la actitud resuelta y enérgica de mi madre, que, lo mismo que mi abuelo, ignoraban durante algún tiempo el maltrato que su marido seguía contra ella, pero, al enterarse mi madre de lo que ocurría, se presentó en su casa, manifestando a su cuñado, con la mayor entereza, que el día que volviera a maltratarla, de palabra o de obra, se entendería con ella, motivando aquella actitud varonil y decidida una escena violenta entre ambos, en la que mi madre contestó a una pretendida agresión por parte de mi tío con una pequeña hacha que encontró a mano, que le lanzó, y que pudo haberle herido, si este no hubiera esquivado el golpe.


Правообладателям