Читать книгу Arte y agencia. Una teoría antropológica онлайн
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Después de desechar los dos criterios de Morphy para discriminar la categoría de «objeto de arte» en el contexto de la antropología del arte, todavía me queda, por supuesto, el problema no resuelto de proponer una pauta desde la que asignar tal categoría. Sin embargo, para nuestra fortuna, la teoría antropológica del arte no necesita proporcionar un criterio tal que sea independiente de la teoría en sí misma. El antropólogo no está obligado a definir el objeto de arte por adelantado de manera satisfactoria para los estetas, los filósofos, los historiadores del arte o cualquier otro. La definición de objeto de arte que empleo no es institucional, estética ni semiótica, sino teórica. El objeto de arte es cualquier cosa que se inserte en la «ranura» de objetos de arte dentro del sistema de términos y relaciones concebido en la teoría (más tarde se delineará esto). Nada se puede concluir a priori en relación con la naturaleza de este objeto, pues la teoría se fundamenta en la premisa de que la naturaleza del objeto de arte está en función de la relación social, la matriz en que está engarzado. No posee una naturaleza «intrínseca» fuera del contexto relacional que le da lugar. La mayoría de los objetos de arte de los que hablaré son conocidos, y no encontramos dificultad alguna en identificarlos como «arte»; por ejemplo, la Mona Lisa. Reconocemos una categoría preteórica de objeto de arte, con dos subcategorías principales: «occidental», e «indígena» o «etnográfica». En consecuencia, desarrollo el análisis en términos de miembros «prototípicos» de tales categorías, por pura conveniencia. Sin embargo, cualquier cosa podría ser, teóricamente, un objeto de arte desde el punto de vista antropológico, incluidas las personas, pues no existe solución de continuidad entre la teoría antropológica del arte –que podemos definir de manera aproximada como las «relaciones sociales en los alrededores de los objetos que median la agencia social»– y la antropología social de la gente y su cuerpo. Así, desde la perspectiva de la antropología del arte, un ídolo de un templo que se considera el cuerpo del dios y un médium espiritual que, de manera similar, proporciona al dios un cuerpo temporal se tratan en teoría de manera equivalente, a pesar de que el primero es un artefacto; y el segundo, un ser humano.