Читать книгу Enemigos íntimos. España y los Estados Unidos antes de la Guerra de Cuba (1865-1898) онлайн

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Los gobiernos de Juan de Zavala, marqués de Sierra-Bullones (13-V-1874/29-VI-1874), y de Práxedes Mateo-Sagasta (29-VI-1874/31-XII-1874) trataron de sortear las protestas estadounidenses mediante la tradicional política dilatoria consistente en cuestionar la legitimidad de determinados casos individuales. Así, el gobierno español argumentó que la propiedad del cubano-norteamericano Fernández Criado había sido incautada, no embargada, y por tanto no era acreedora a los beneficios del Decreto de 12 de julio 110. El nuevo jefe de misión norteamericano, Caleb Cushing, que todavía estaba reconociendo la situación en España, decidió no ejercer demasiada presión sobre las autoridades de Madrid hasta que la dictadura de Serrano ofreciese pruebas de su estabilidad. El Departamento de Estado tampoco estaba convencido de que el nuevo régimen permaneciese mucho tiempo en el poder111.

La diplomacia estadounidense tenía razón al desconfiar de la permanencia de la dictadura de Serrano. El 29 de diciembre de 1874 el general Martínez-Campos se levantó en Sagunto reclamando el trono para Alfonso de Borbón, hijo de Isabel II, con el nombre de Alfonso XII. El pronunciamiento triunfó en pocos días debido al apoyo masivo de los principales mandos militares de la Península. El 31 de diciembre empezó a gobernar un ministerio-regencia presidido por Antonio Cánovas del Castillo. Había empezado la Restauración.

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