Читать книгу Enemigos íntimos. España y los Estados Unidos antes de la Guerra de Cuba (1865-1898) онлайн
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Después de varios meses sin comunicaciones al respecto, el diplomático estadounidense volvió a insistir al gobierno español sobre la cuestión en mayo de 1871. Para entonces, sin embargo, Madrid se había asustado de las consecuencias políticas de la iniciativa y temía que las Cortes no aprobarían la cesión de una parte del territorio nacional a otra potencia. Sin embargo, el ministro de Estado, Cristino Martos (4-I-1871/24-VII-1871), sugirió que el gobierno podía conseguir que las Cortes aprobasen un arrendamiento de la Isla Graciosa que no fuese exclusivo ni entrañase cesión de soberanía. Sickles contestó que los Estados Unidos no tenían interés en esa oferta porque la cuestión crucial era poseer la ocupación exclusiva del islote canario –aprovechando para hacer una defensa de la superioridad moral de la política exterior estadounidense. Si España no estaba dispuesta a ceder en esa cuestión, todo lo demás era irrelevante:
Mr. Martos was apprehensive that the concession to the United States of exclusive jurisdiction for a term of years over the Island of Graciosa would not be approved by the Córtes; and for his own part he thought it might provoke apprehensions and suspicions, groundless of course, among some of the European powers, which it would be better to avoid. He recognizes the advantages, as well to Spain as to the United States, that would follow the development of these excellent fisheries, so long neglected while confined exclusively to Spanish enterprise.