Читать книгу Enemigos íntimos. España y los Estados Unidos antes de la Guerra de Cuba (1865-1898) онлайн

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Hamilton Fish autorizó a Sickles a conversar confidencialmente con el gobierno español sobre su plan mientras daba conocimiento del asunto al Comité de Comercio del Senado para conocer su opinión antes de seguir adelante. Sin embargo, al cabo de una semanas, el Comité de Comercio informó cordialmente al secretario de Estado de su desinterés por esa adquisición: aunque admitía el valor de poseer una base terrestre en el archipiélago canario, aplazaba indefinidamente la consideración de esa cuestión porque se encontraba indispuesto a deliberar sobre un asunto nuevo mientras estuviese en sesión129. El proyecto murió desde ese momento en Washington. El secretario de Estado no tardó en ordenar a Sickles que abandonase sus planes debido al rechazo del Congreso a dar “luz verde” a su iniciativa130. Aunque en otoño se volvería a remitir el proyecto al Comité de Comercio, el Senado no expresó mayor interés131.

Sin embargo, Sickles decidió continuar las conversaciones con el gobierno español por su cuenta. Lo más significativo del episodio es la aparición en escena de Segismundo Moret como interlocutor privilegiado del gobierno estadounidense. Moret no era el titular de Estado, sino de Hacienda (4-I-1871/10-VII-1871), pero es evidente que su fluidez en inglés facilitó las negociaciones. No sería la última vez que Moret ejerciese este rol —ostentando o no la cartera de Estado—132. Esta vez, Moret le comunicó a Sickles que el gobierno español veía favorablemente la idea de vender una de las islas del archipiélago canario, pero proponía una serie de modificaciones que no afectaban al fondo de la proposición: “The Minister regards the suggestion as practicable and the amendments he proposes to the bases submitted do not materially affect the advantages the project seems to offer to the United States”133.

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