Читать книгу La Unión Europea. Historia de un éxito tras las catástrofes del siglo XX онлайн
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El euro es una creación política, expresada de modo diáfano en los tratados de la Unión, un objetivo si no paralelo, al menos exhibido como el signo más profundo de la voluntad de constituir una unión política europea que arranca del Tratado de Roma, e incluso con antecedentes muy anteriores a 1957. Su implantación, pese al fracaso constituyente de 2004, fue el resultado del Tratado de Maastricht de 1992. Su despliegue se produce durante la última etapa de bonanza económica, incluso exagerada en términos de burbujas especulativas como la inmobiliaria. El objetivo político de la cesión de soberanía de los estados miembros, no todos, en un signo nacional tan enraizado en la cultura política europea, fue saludado como un éxito antes incluso de conocer los efectos sobre el sistema económico, sobre el consumo y sobre las vidas de los ciudadanos. El signo monetario, junto con la fuerza y las fronteras, constituían elementos esenciales, definitorios, de la soberanía de los estados. El mercado único, la movilidad de los capitales y las personas, el funcionamiento del espacio Schengen, eliminaban dos de los componentes tradicionales del poder de los estados. Fuera quedaban la fuerza, las capacidades militares y la reserva estatal de las relaciones internacionales.