Читать книгу La Unión Europea. Historia de un éxito tras las catástrofes del siglo XX онлайн

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De este modo se avanzaría en la homogenización y la igualdad hacia arriba de los desequilibrios entre las economías europeas, ahora todavía fuertemente desiguales en temas cruciales como la fiscalidad o la propia competitividad.

La desestatalización y la convergencia han de ir en paralelo, de modo que se proceda a un nuevo reparto de los poderes territoriales, lo que permitiría integrar de manera inequívoca aquellas regiones de fuerte personalidad, incómodas en las estructuras estatales subsistentes, o las que se han definido como naciones sin estado y que esperan ver reconocidos sus derechos, sin por ello renunciar a su pertenencia a la UE, o más aún, que encuentran la solución pacífica a sus desavenencias en el marco precisamente de la UE. En este punto, sin embargo, se impone la necesidad de revisar el modelo de acceso institucional a la UE, en la medida en que no se trata ya de esgrimir la fórmula de «cuestiones internas a uno o más estados miembros», sino de definir con precisión las condiciones de las eventuales secesiones y su integración en la UE. O lo que es lo mismo, introducir en la agenda de la UE la cuestión, y abordarla desde la perspectiva apuntada de reforzamiento y, en su caso, de refundación de los instrumentos y organismos ya existentes, el Parlamento, la Comisión con los contenidos y funciones que se han estimado básicos para una nueva etapa de la UE.


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