Читать книгу La Unión Europea. Historia de un éxito tras las catástrofes del siglo XX онлайн
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El vecindario, como es bien sabido, no lo elige uno mismo, es el que es. La primera necesidad es la de establecer un marco de relaciones que alivien las posibles tensiones derivadas de las diferencias, y profundizar en la cooperación entre los diferentes. El ámbito mediterráneo es un espacio vinculado cultural, humana y económicamente a Europa. Espacio además de convivencia no siempre pacífica, con fuertes lazos culturales y humanos, incluso cuando las hegemonías han cambiado de una ribera a otra o de un extremo a otro a lo largo de una historia que comparte el mismo ámbito territorial. Conviene recordar la presencia turca en el corazón de Europa hasta el siglo XX, o la penetración europea en el norte de África, al punto de considerarse parte de estados europeos hasta 1962, como el caso de los departamentos franceses en Argelia, el primer caso de desconexión de una parte de la originaria Comunidad Económica Europea, la del Tratado de Roma de 1957.
La recuperación de la buena vecindad con Rusia es otro elemento fundamental de la multilateralidad europea que debe conjugar los intereses con los objetivos políticos y culturales. Una Rusia más europea conviene a la estrategia superadora de los enfrentamientos y la polarización, además de contribuir a la estabilización de los conflictos que se suceden en las fronteras de la propia UE o los conatos conflictivos en su propio seno. En cualquier caso impide o puede contribuir a alejar alianzas espurias con EE. UU. en detrimento del entendimiento entre poblaciones con afinidades culturales y políticas considerables.