Читать книгу El mal онлайн
16 страница из 32
Hay, pues, que distinguir tres niveles: el mal, el conocimiento del mal y la resonancia del mal.
El polo objetivo: el mal como privación
El mal es real y está en las cosas antes de que tomemos conciencia de él. Existe una realidad del mal, independientemente del hecho de que podamos sufrirlo y anterior a todo conocimiento.
«El mal está en las cosas, pero no es una cosa.» Este es el leitmotiv. Con razón, los filósofos dicen que es una privación. Ello no impide que comporte una objetividad independiente de nuestra evaluación, y que su gravedad no sea necesariamente proporcional a la devastación de nuestra desgracia. Ahora mismo puede ocurrir en el otro extremo del mundo un cataclismo, una inundación, un tsunami o un terremoto que destruya casas y equipamientos: todos estos son males objetivos, independientes de la información que aún no nos ha llegado, independientes también de la emoción subsiguiente. Se tratará de males tanto más graves cuanto que los bienes destruidos sean de mayor categoría: personas humanas, infraestructuras, animales, campos o bosques. Sostenemos, por lo tanto, que existe el mal, gritamos que existe el mal, a veces terrible, en las cosas mismas, y que no es suficiente con mirar hacia otro lado, cerrar los ojos o ignorarlo para que desaparezca. Tal es la irreductible existencialidad del mal en las cosas.