Читать книгу La transición española. Una visión desde Cataluña. Tomo I онлайн

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Los actos comenzaron al mediodía, con el lugar de concentración rodeado de miembros de la Brigada de Investigación Social (BIS) mientras que los guardias civiles vestidos de paisano hacían fotos con cámaras equipadas con teleobjetivos, creando la lógica tensión. Hacia las 2 de la tarde, al intentar los manifestantes colocar un móvil aéreo en el campanario de la iglesia, se produjo el primer conato de enfrentamiento entre los dos bandos quedando aisladas en ese momento tres o cuatro personas que intentaron sujetar el móvil hecho con bolsas de plástico por un grupo de esplai de Tarrasa. Entre ellos se encontraba un conocido sacerdote de esa ciudad, Agustí Daura Melich, vicario en el barrio de Can Anglada en Tarrasa.

Alrededor de las cuatro de la tarde, entre un millar y mil quinientas personas, las más activas, se concentraron delante del monasterio cantando a coro canciones catalanas y republicanas a ritmo de la guitarra y la voz del estudiante Ramón Vilahur, que interpretó canciones, algunas en castellano, relacionadas con la Guerra Civil. Estas canciones se transformaron en gritos a favor de Llibertat, Visca Catalunya y Visca la primera Asamblea de Cataluña., y en ese el momento las fuerzas de orden público entraron en acción con disparos de metralleta al aire, situación que generó cierto pánico entre la multitud. Algunos guardias fueron volteados, incluso uno por una mujer que gritaba «¡assasins!» al ver que su hijo caía de encima de las espaldas de su padre. Desde dentro del monasterio, las campanas tocaban arrebatadoramente, creando una tensión añadida, siendo apoyadas por aplausos del público. Horas después, la concentración se disolvió con la consigna de no resistencia a la autoridad y la gente volvió a los autocares. No obstante, se practicaron tres detenciones, las de Lluís Mª Xirinachs, Lluís Fenollosa y una mujer no identificada309. El domingo siguiente, día 19 de noviembre, los sacerdotes de la villa distribuyeron una homilía en la que intentaron explicar desde su punto de vista los hechos ocurridos. Narraron que el domingo anterior un gran número de personas, jóvenes en su mayoría, se reunieron en Ripoll para conmemorar mediante actos populares y folklóricos el primer aniversario de la Asamblea. La mañana transcurrió con normalidad salvo algún que otro pequeño incidente, mientras que, por la tarde, la gente se iba concentrando en la plaza del monasterio cantando alegremente. Unilateralmente, por orden policial, las puertas del claustro se cerraron sin consentimiento sacerdotal, abriéndose de nuevo al apercibirse los sacerdotes de ello. Este acto coincidió con el desalojo de la plaza por la fuerza pública, incitando a los manifestantes a ocupar los autobuses con los que vinieron. En ese intervalo de tiempo se efectuaron diversas detenciones, entre ellas las de dos sacerdotes y un manifestante que fueron llevados al Gobierno Civil de Gerona y puestos en libertad el lunes y martes siguiente. Otra versión sobre lo ocurrido esos días también fue descrita por algunos de los sacerdotes presentes en los hechos que narraron su experiencia con una clara intención didáctica:


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