Читать книгу Apuntes de Historia de la Iglesia 6. Edad Contemporánea - Siglo XX онлайн

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“Si diriges tu imperio con justicia, tú serás un hijo de la luz y un ciudadano de la Jerusalén celestial... Y ahora te digo: ten cuidado y presta atención... Todos los imperios de la cristiandad están reunidos... en el tuyo, aunque dos Romas han caído, la tercera se mantiene en pie y no habrá una cuarta”116.

La teoría de la traslatio imperii, utilizada por siglos por los emperadores bizantinos para desligarse de Roma y asumir ellos la supremacía espiritual en Oriente, servirá también a partir del XVI a los zares rusos con fin similar. Se considerarán los herederos religiosos y políticos del abatido imperio de Bizancio. Proclamarán a Moscú tercera Roma117, con una confusa mezcla de concepciones mesiánicas –de esperanzas de un reino de Dios traído a la tierra por el creyente pueblo ortodoxo ruso118– , y al mismo tiempo con una Iglesia muy supeditada a los poderes políticos (supeditación, en lugar de la protección que en recta teología debe un gobernante cristiano a la Iglesia para el libre y mejor desempeño de su misión). La confesionalidad del Estado, así malentendida, será factor secularizador de la sociedad rusa –sobre todo, de la alta– a no largo plazo (como no dejó de suceder en Francia con el absolutismo de un Luis XIV, o con el despotismo ilustrado del XVIII en naciones europeas aún oficialmente católicas)119.

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