Читать книгу Apuntes de Historia de la Iglesia 6. Edad Contemporánea - Siglo XX онлайн

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Arana, por sus declaraciones antiespañolas, irá varias veces a la cárcel y sus publicaciones serán suspendidas reiteradamente. Tales dificultades auguraban un pronto fin al partido, pero vino a sacarlo adelante el potentado naviero, fuerista y liberal, Ramón De la Sota. Lo salva, pero al mismo tiempo introduce en él un germen permanente de división entre radicales y moderados. Los primeros serán los más vinculados a Arana ideológica y afectivamente: son los llamados jelkides por su invocación muy duradera del lema fundacional “Dios y leyes viejas” (Jaungoikoa eta Lege zarra).

El grupo de De la Sota da al partido un prestigio social, que le hace crecer en afiliados y lograr algunos pequeños éxitos electorales. Estos nuevos militantes –los euskalerriakos– provienen ya de la burguesía industrial y financiera bilbaína que sigue a De la Sota, más liberal. Los nuevos incorporados, y en concreto su dirigente De la Sota, no estaban por la clara confesionalidad proclamada por Sabino Arana ni tampoco por la independencia; eran “autonomistas”, y proporcionan al partido un tono más pragmático. Objetivo capital de los euskalerriakos era el mantenimiento del Concierto Económico, que daba a las diputaciones vascas cierta autonomía fiscal acordada en 1876 por los liberales canovistas vascos con el gobierno de la nación.

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