Читать книгу Apuntes de Historia de la Iglesia 6. Edad Contemporánea - Siglo XX онлайн

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Al morir Arana (muy pronto, a los 38 años, en 1903), el enfrentamiento entre ambas corrientes hizo pensar a muchos que desparecía el Partido. Agravaba la crisis aún más el hecho de que Arana en sus dos últimos años de vida se manifiesta españolista, y nunca llegó a aclarar cómo conciliaba tal postura con su anterior independentismo. Sus seguidores más fieles padecieron gran desconcierto. Parece –y es la explicación de la citada historia por encargo del PNV– que se convence de que su partido no tiene futuro si no adopta un perfil más ambiguo y posibilista para así crecer y obtener mejores resultados electorales. Lo cierto es que a quien designa Arana como heredero para dirigir el partido es a un declarado independentista: el jelkide Angel Zabala, muy contrario a los euskalerriakos de Ramón De la Sota.

Como se verá más adelante, el curso histórico del PNV oscila con gran persistencia entre el pragmatismo y un idealismo romántico que tiende a asignar un valor excesivo a valores legítimos –“el pueblo”, la raza, la lengua...– como si fuesen salvíficos o mesiánicos. Esta oscilación, y la consiguiente división en el seno del partido “entre el esencialismo doctrinal y el posibilismo práctico” es recogida y expuesta en esta historia, por así decir, “oficial”. Exponen sus dos autores que este dualismo interno y el consiguiente posibilismo político, explican la evolución de un partido que nace claramente confesional y llegará a hacer coaliciones con fuerzas de signo nada creyente.

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