Читать книгу Apuntes de Historia de la Iglesia 6. Edad Contemporánea - Siglo XX онлайн

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A partir de 1867, el Imperio Austro-Húngaro es configurado como tal al conceder Francisco José a los húngaros una gran autonomía para gobernar la parte oriental del Imperio. Pese a ello, y al gran desarrollo económico en la época de la “monarquía del Danubio”, resurge el problema de las nacionalidades; sobre todo, el de la checa, disgustada con ser gobernada por Hungría, que trata de magiarizar su parte del Imperio. Con similares criterios, el gobierno de Viena, sobre todo cuando lo dirigen los liberales, espera reforzar la unidad de la monarquía dual germanizándola, tanto en la administración, como en la escuela, el ejército... El resultado fue el contrario al augurado90.

Limítrofes del Imperio Austro-Húngaro eran la independiente Rumanía y el llamado “avispero balcánico”: Serbia, Bulgaria, Grecia..., en que se padece, en cambio, una gran inestabilidad. Son Estados nuevos, nacidos a medida que los pueblos balcánicos logran liberarse del duro dominio turco, pero que sufren graves convulsiones internas y guerras entre ellos. Poco antes de estallar la Primera Mundial se tuvieron casi seguidas las tres guerras balcánicas. Son pueblos que no logran salir del caos, y sobre los que sobrevuelan los intereses encontrados de las grandes potencias; en especial, los de Austria y Rusia (ésta se sirve del paneslavismo para influir en la zona); y por otra parte, los de Inglaterra, que sostiene al “hombre enfermo” (al decadente Imperio turco) para que mantenga el control de los Estrechos que cierran la salida de las flotas rusas del Mar Negro al Mediterráneo91.

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