Читать книгу Las metáforas del periodismo. Mutaciones y desafíos онлайн

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Basta recorrer el listado de las búsquedas que año a año compila Google en su sitio de Tendencias para constatar que, salvo contadas excepciones, el interés de los usuarios del buscador no coincide casi en nada con la agenda de los medios, ni estos responden las preguntas más repetidas en el buscador. Ni siquiera ocurre con sus recomendaciones, porque las películas, series o artistas más buscados suelen ser los vilipendiados por la prensa, como ocurrió en 2017 con la canción “Despacito”, o en 2018 con la serie La casa de papel. Lo mismo pasa con los asuntos ignorados por la prensa, como el mundial de críquet en 2019, y con los políticos: en 2016, Donald Trump estuvo en el tope de las búsquedas, muy por encima de Hillary Clinton, al igual que ocurrió con Jair Bolsonaro frente a Fernando Haddad en Brasil durante 2018. Trump y Bolsonaro fueron ridiculizados por la prensa y subestimados en las encuestas a lo largo de la campaña, pero el interés en las búsquedas de la web era inversamente proporcional a las expectativas de periodistas y consultores. Es que podemos disimular la preferencia ante un periodista o un encuestador que llama indiscretamente en horas que corresponden a la intimidad, pero no le mentimos al buscador cuando tipeamos apuradamente la duda que queremos consultar, aunque sea políticamente incorrecta. No es extraño que el resultado final se acercara más al mapa de intereses que anunciaba Internet que a los pronósticos de los especialistas. La web se ha vuelto un refugio para los pensamientos por fuera de la corrección política: siempre encontraremos un grupo, una burbuja de afinidad para confirmar las certezas.

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