Читать книгу Si tuviera que volver a empezar.... Memorias (1934-2004) онлайн
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Lo conflictivo de mi misión se hizo patente tan pronto llegué al puesto de mando avanzado de la Brigada de Asalto, donde yo establecí mi puesto de mando. Nada más llegar el comandante jefe de Estado Mayor me ordenó que tenía que establecer mi puesto central, junto al teniente coronel jefe de la Brigada, que estaba en un pueblecito situado a siete kilómetros en la retaguardia. Esta manera de actuar me servía de anticipo de lo desagradable de mi misión. Y la alternativa la tenía yo muy clara. Acceder sumisamente a los criterios de esta oficialidad o actuar como yo conocía para asegurar las transmisiones de la Brigada. No lo dudé mucho. Olímpicamente le informé de la misión de mi compañía, que estaba agregada con una estructura independiente, de tal modo que yo podía establecer los puestos de mando allí donde la brigada los tuviese y que, a tal efecto, como mi misión primordial era asegurar las transmisiones desde la brigada a los cuatro batallones que estaban en primera línea, y que por tanto, me quedaba allí y al puesto de mando atrasado de la brigada enviaba a un oficial y el mínimo de soldados para que asegurasen el buen funcionamiento de una sola línea de transmisiones, que era la que enlazaba los dos puestos de mando. Al solicitarle que la central telefónica de campaña que tenía en el interior del puesto de mando tenía que funcionar con personal especializado de mi compañía, se negó rotundamente y me advertía que tenía que limitarme a mis centrales exteriores de Brigada a Batallones. No le repliqué lo más mínimo, pero debió deducir que no estaba de acuerdo, y quizás para dar más firmeza a su orden su despedida fue excesivamente disciplinaria.