Читать книгу Si tuviera que volver a empezar.... Memorias (1934-2004) онлайн

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Esta tensión duró escasamente un día, pues no perdí tiempo, llamando inmediatamente al comandante Ródenas. Éste a su vez transmitió mi reclamación al jefe del X Cuerpo de Ejército, quien por motorista remitió al jefe de mi Brigada una orden escrita, tajante, de que se atuviese, en cuanto al servicio de Transmisiones, a facilitar al jefe de este servicio su obligado cumplimiento. Esta orden sorprendió visiblemente a los jefes de servicio y de Estado Mayor de la Brigada de Guardias de Asalto.

En realidad yo tenía un contacto más directo con el jefe de Estado Mayor, ya que jamás pernocté en el puesto retrasado de la unidad. Alguna rara vez surgió algún pequeño enfrentamiento y en realidad hubo un ten con ten, para evitar tensiones. Como de tonto no tenía nada conoció por su servicio de información que yo había pertenecido, durante un año, siempre en línea de frente, al Estado Mayor, primero de Trigueros y después de Jover. Esta continua relación nos permitió conocernos más a fondo y la mala impresión que me causó, por el recibimiento que recibí al llegar, fue difuminándose a medida que por sus comentarios bélicos y políticos deduje era un profesional adicto a la República. Esta lealtad quedó más tarde de manifiesto al traspasar la frontera francesa, pues tanto él como el jefe de la Brigada se quedaron en Francia y supimos que ambos pertenecían a la secta masónica catalana.


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