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La reunión de las escuelas en huelga sería en el salón 11 de la Facultad de Filosofía. Todos los grupos políticos estaban presentes. No había un criterio previo que permitiera controlar el acceso a la reunión, llegaban los comités de huelga elegidos esa tarde, los comités ejecutivos, los dirigentes de los grupos políticos y las bases también. Llegaron las delegaciones del Politécnico y de Chapingo. La reunión se inició ante la imposibilidad de comprobar si los presentes eran o no representativos. Empezaron a relatar los acontecimientos los delegados de las escuelas agredidas, pero se les interrumpía con frecuencia. Además de las sospechosas interrupciones, la tendencia a sobresalir y darse a conocer desde el primer día acabó con el poco orden que se había podido conservar. La reunión se volvió imposible, nadie hacía eso de la presidencia de debates y continuamente recibíamos informes contradictorios y alarmantes. En todo momento nos manteníamos informados de la situación imperante en el barrio universitario, estábamos en constante comunicación telefónica; pero con frecuencia llegaban rumores acerca de la proximidad del Ejército. Después de las doce nos dijeron por el teléfono que los ganadores se retiraban del barrio universitario. Por un momento pareció que habían desistido de su intento de ocupar las escuelas. Las últimas «molotov» se apagaron en el pavimento y la atmósfera se limpió de gas lacrimógeno. Las calles vacías quedaron en silencio.


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