Читать книгу Los días y los años онлайн
52 страница из 86
–¡Oye!...
– ¿Sí?
–¿...Y también se analiza con él Greta?
–¿Quién?
–Greta. Acuérdate.
–¡Ah! ¿Y ahora por qué le dices Greta?
–Tú por qué crees... Pues para no escribir su nombre; y por aquello que te leí hace tiempo, donde se llama Greta.
–Pues sí, ella también se analiza con Cueli.
–¿Te dije que fue mi maestro? Sus clases eran una variedad con ese acento de Tepito que tiene. Si no estuviera instalado en la magia sería buen psicólogo.
–Pero como analista es bueno –respondió Selma–. ¿Por qué me preguntabas si analiza también a Greta?
–Por nada, se me ocurrió.
–...Y que además fue tu maestro.
–Era sólo un comentario.
–¡Ah!, ¡pues qué fino detalle de tu parte! Además, ya lo sabía.
–¿Que fue mi maestro?
–No. Lo de la casa de Greta.
–Seguro te lo contó el chismoso de José Visitación.
–¿Y quién más? También me dijo que en eso llegó...
–Sí, sí, ya; no digas más.
–...que después se rompió el tubo del desagüe y si no hubiera estado un cesto de ropa sucia abajo...
–Eso sí que no es cierto.
–Pues también se lo contó a Pus.