Читать книгу Los días y los años онлайн
84 страница из 86
–¡Pues nosotros saldremos con o sin el rector! Si los universitarios lo necesitan para salir a la calle, nosotros no –concluyó uno de los representantes politécnicos.
–¡Nosotros también saldremos con o sin el rector, pero no con o sin permiso! Si no hay permiso para mañana a las cuatro de la tarde no saldrán de nuestras escuelas sino aquellos que quieran hacerlo después de oírnos; ¡y diremos que no vayan!
En la madrugada se terminó la reunión. El Poli traería camiones a la cu y saldrían. Ciencias, Medicina y otras facultades resolvieron lo mismo. Nosotros salimos a buscar la manera de que Barros Sierra asistiera a la manifestación, aunque no hubiera permiso. Pensábamos que la presencia del Consejo Universitario, el rector y los maestros, impediría, posiblemente, la agresión directa por parte del Ejército.
–En todo caso pondrán una barrera, o algo así; y si Barros Sierra va adelante no pasará nada, volveremos por la primera calle lateral. Pero si enfrente sólo hay estudiantes…
En cu nadie dormía. En todas las facultades se observaba movimiento, todas las luces estaban encendidas. La torre de la Rectoría era como un panal iluminado. Pronto serían las cuatro de la mañana.