Читать книгу Si te sientes identificada, huye онлайн
11 страница из 36
—¿Ah sí…? —me preguntó mi madre algo extraña—. Y, ¿de dónde es este chico?
—Pues… —dudé— es de Gerona… —dije más susurrando que en voz audible.
—¿De Gerona? Un poco lejos, ¿no? —se sorprendieron los dos.
—Pues sí… Pero está dispuesto a venir en tren hasta aquí, ¡no tendría ni que moverme del barrio! —solté las palabras una tras otra, sin dejar tiempo al espaciado.
Se hizo el silencio, pues ninguno de los dos estaba muy convencido. Y, después de intercambiar miradas, dijo mi padre:
—Y… supongo que querrás quedar con él, ¿no?
—Pues sí… Eso iba a comentaros… —dije con los ojos entrecerrados, como si alguien me estuviera regañando, como cuando cae un relámpago y esperas el ruido del trueno.
—A ver, suéltalo ya —me cortó mi madre impaciente.
—Pues… resulta que he quedado con él el primer sábado de Semana Santa… Por la mañana. Ya sé que nos vamos a Port y…
—Hombre, Mía, ni hablar del peluquín. Nos vamos el viernes, no puede ser. Queda con él otro día, pero el sábado no —empezó mi madre.
—¡Por favor! ¡Si solamente quedaremos un rato, y luego ya podemos irnos! ¡Las vacaciones son muy largas y estaremos muchos días allí, no viene de uno! —supliqué.