Читать книгу Si te sientes identificada, huye онлайн

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Estaba nerviosa, no, nerviosísima. Me cambié de ropa un millón de veces antes de decidirme. Y, cuando estaba vestida del todo, me vi reflejada en el espejo de la habitación de mi madre mientras hablaba con ella y fui directa a cambiarme otra vez. ¿Cómo había podido elegir este pantalón? ¡Me quedaba fatal!

Estaba cambiándome cuando, de repente, sonó el interfono. Imposible que fuera él, habíamos quedado 45 minutos más tarde. Escuché a mi madre al otro lado del pasillo: sí, ¡sube!

¡¿SUBE?!

—¡Mamá! ¿Qué significa sube? —grité desde mi habitación mientras intentaba andar y meter la pierna en el camal del pantalón a la vez.

—Hombre, Mía, pues que yo quiero verle la cara. ¿Y si es un violador? ¿O un secuestrador? Yo tengo que verle la cara para luego describirlo en comisaría.

—¡Pero mamá! ¿Cómo voy a presentártelo el primer día? ¡Por favor, qué vergüenza! —supliqué, intentando quitarle la idea de la cabeza, aunque sabía perfectamente que habría sido más fácil enseñarle a hacer el suricata a un perro que hacerla cambiar de opinión.


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