Читать книгу Si te sientes identificada, huye онлайн
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El día de mi cumpleaños vinieron mis amigas a casa, estuvimos en mi habitación llamando por teléfono a números al azar para hablar con ellos. En una de esas llamadas, coincidimos con un chico, Nil, con el que hablamos casi toda la tarde. Congeniamos tanto que nos guardamos los números de teléfono respectivos para seguir hablando más días. Así que, cada día, después de hablar con Ricardo, nos llamábamos con Nil para charlar un rato y contarnos qué tal había ido nuestro día. Me reía mucho con él. Hasta que Ricardo tuvo miedo de perderme y empezaron a entrarle inseguridades. Fue entonces cuando me pidió que dejara de hablarme con él, y yo obedecí, pero solo unos días. Al cabo de una semana me di cuenta de que no quería perder a un amigo de verdad, Nil me aportaba mucho y no quería perderle, así que seguí hablando con él a escondidas de Ricardo.
Un día, la que se suponía que era mi mejor amiga del pueblo, Dúnia, le mandó un mensaje que ponía: dile a Mía que le mande recuerdos a Nil de mi parte, como habla tanto con él…