Читать книгу Darwin en Patagonia. Segunda Edición онлайн

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La expedición se había visto complicada en las costas de Patagonia. Esto hizo que Magallanes, encontrando abrigada la bahía decidiera pasar el invierno ahí para luego seguir con su expedición hacia el sur. Cuatro capitanes de las cinco naves tramaron un complot con el objeto de asesinar a Magallanes para así abandonar la búsqueda del paso y regresar a España, pues la tierra que se iba avistando al avanzar hacia el sur era cada vez más desierta y el clima más crudo. La tripulación española había perdido toda esperanza de encontrar el paso por el oeste hacia la especería y consideraba que la persistencia de Magallanes había llegado al límite de la obsesión.

En los días siguientes, los cuatro capitanes de las cinco naves se amotinaron para llevar a cabo su plan y volver a España. El complot fue descubierto y los capitanes amotinados fueron enjuiciados y condenados a pena de muerte, haciéndoles matar de forma brutal al estilo de la época, descuartizando a unos, apuñalando a otro y al ultimo Gaspar de Quesada por organizar el complot, se le perdonó la vida, ya que había sido nombrado capitán por el propio Carlos V, entonces Magallanes lo expulso de la escuadra y lo abandonó en la tierra de los patagones, dejándolo en la bahía de San Julián solo con un sacerdote que había sido su cómplice. En el Puerto de San Julián, la expedición de Magallanes realizó el primer contacto con aborígenes de la etnia aonikenk, a quienes describe el cronista Antonio Pigafetta como “gigantes”2.

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