Читать книгу Lecciones de Derecho Mercantil Volumen II онлайн

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De esas tres posibles alternativas ordenadoras –que en la práctica suelen presentarse combinadas– sólo la última suscita cierta perplejidad, que, dicho sea en honor a la verdad, tampoco acostumbran a padecer los economistas más sensatos. Porque aun cuando algunas de esas medidas, mal llamadas «paternalistas», inmovilicen recursos que los operadores no pueden rentabilizar en su provecho, no son realmente regulaciones «ineficientes» si se miran como el «precio» (económico) que hay que pagar para que los mercados gocen de «credibilidad» y la gente se decida a ahorrar, invertir o consumir a través de ellos. En las sociedades avanzadas ese tipo de medidas cautelares para operar, y la existencia de «colchones» patrimoniales para prevenir o paliar situaciones apuradas, son ciertamente imprescindibles. Y la forma de articular de modo correcto tales medidas es definiéndolas y usando de ellas con prudencia y ponderación (por eso se llaman medidas de control prudencial); es decir, implantando únicamente las que precisa la seguridad del tráfico y dotan de credibilidad al mercado, sin desincentivar la actividad más de lo necesario.

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