Читать книгу Mujer, inclusión social y Derechos Humanos. Reflexiones desde las ciencias sociales y jurídicas онлайн
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Mi madre en verdad era la que no quería que estudiáramos nadie. Por el hecho de que te vas sola, de que tienes que romper mucho… O sea, te ven sola en Alicante, eh… una niña que, supuestamente, no puede hacer nada sola. Desde pequeña te enseñan a que te tienes que guardar, a que los comentarios… […] Mi hermana empezó a estudiar y mis familiares vinieron a casa y todo, como cuando haces algo malo. “Hemos visto a tu hija a las diez de la noche en un autobús y viniendo de Alicante, a ver qué estás haciendo, que se te está yendo de las manos”. (E4)
Me dijo mi suegro, “¿y vas a ir a la universidad pa qué?”, “A estudiar una carrera”, “Sí, una carrera de galgos”, así me lo dijo, no se me olvidará en la vida. (E2)
Conozco a otra chica que es madre, aquí, y me decía que su hijo se avergüenza de que vaya a la universidad. (E1)
Pero una vez en la universidad, a pesar de todas las reticencias familiares iniciales, algo que las mujeres universitarias han observado en su entorno familiar y social más cercano es un cambio de actitud respecto a la conveniencia de estudiar.