Читать книгу Los centros de protección específicos de menores con problemas de conducta онлайн

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Para lo que aquí nos ocupa, es determinante tener criterios sobre qué problemas de conducta se pueden considerar como graves y cuáles no. El límite entre lo normal y lo patológico viene determinado por la intensidad, la frecuencia, el tipo de conducta, la edad de inicio y el tiempo de evolución (p.ej., amenazar a un padre con un cuchillo es una conducta grave, aunque suceda una sola vez; pero romper las cosas de los hermanos reiteradamente y sin que haya refuerzos o castigos que modifiquen dicha conducta, también puede ser un indicador de gravedad y resistencia al cambio). Además, en la valoración de la gravedad hay que tener en cuenta la capacidad del entorno para responder a la situación, puesto que esto es con frecuencia determinante en el curso o evolución de los problemas de conducta en el caso de niños y adolescentes (PELAZ ANTOLÍN Y PÉREZ SOBRINO). Según estos mismos autores, hay que valorar la situación de riesgo (si el nivel de agresividad es muy elevado, si hay autolesiones o lesiones a otros, si hay conductas delictivas, o si el factor estresante que potencia la conducta es intenso y se va a mantener de forma prolongada en el tiempo). Por tanto, no es sencillo delimitar si la conducta es grave o no, y para ello, será imprescindible una valoración completa tanto de las características individuales como del entorno psicosocial del menor, atendiendo especialmente a los factores que se han ido señalando como potenciales factores de riesgo personal y familiar.

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