Читать книгу Régimen disciplinario castrense онлайн

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La Gran Ordenanza tuvo dos consecuencias transcendentales. Desde el punto de vista político-militar, supuso el punto y final a la autonomía de los contingentes militares en el seno del ejército en campaña y, si bien la organización del ejército seguía siendo plural, a partir de ahora estaría dirigido y organizado por el rey. Por otro lado, desde el punto de vista jurídico, implicó la plasmación del afán compilatorio y aglutinador de cuantas disposiciones en materia militar se dictaron hasta entoncesssss1.

Con esta norma se inaugura la serie Ordenanzas, sistema que regiría hasta la codificaciónssss1. Aunque gran parte de su texto se refiere a la regulación de aspectos administrativos y de organización del ejército, no faltan medidas tendentes a la reparación de la disciplina, a los que dedica sus últimos diez artículos, haciéndose especialmente hincapié en los quebrantos de la misma con ocasión de acciones de guerra.

Con carácter general, plasma la Ordenanza la regla inmemorial en la que se prohibía a todo soldado que se desmandarassss1. Para el caballero le suponía la pérdida de sus armas y su caballo, signo patente de deshonra, pero digno para su rango social; el soldado de a pie que incurriese en el mismo hecho recibiría cincuenta azotes perdiendo un mes de la soldadassss1.

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