Читать книгу Violencia de género: retos pendientes y nuevos desafíos онлайн
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En el siglo XVIII, la cuestión reproductiva pasó a ser un asunto de interés nacional, y muchos códigos europeos castigarían a las mujeres que entendían culpables de supuestos crímenes reproductivos, así aquellas que hicieran uso de métodos anticonceptivos, con penas capitales. El cuerpo femenino volvía a ser –si es que alguna vez había dejado de serlo–un instrumento para la reproducción del capital humano. Así pues, por poner un ejemplo, a modo anecdótico, en 1738, el médico de la reina de Francia pondría “de moda” el parir tumbada en una cama, ya que, se cree, el rey Sol había deseado ver nacer a su hijo sin sufrir incomodo alguno. Sin embargo, en España se hacía de forma indistinta, puesto que existían numerosas tradiciones en torno al alumbramiento. De igual modo, en cuanto la manera de asistir al parto, muchas eran las praxis de diversa índole –debido a la mezcla de culturas de épocas anteriores–; así, por ejemplo, la del porteo de la parturienta, la covada, o la de la comadrona Luisa Rosado, que explicaba cómo su método para hacer expulsar la placenta a través de un corto masaje en el vientre había salvado un gran número de vidas, de manera poco dolorosa e invasiva. No obstante, por desgracia, no toda la información recabada tenía tal éxito vital, ni tal nivel de consideración por la parturientassss1.