Читать книгу Violencia de género: retos pendientes y nuevos desafíos онлайн

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– “Dios te dè buena hora pobrecita, seas quien fueres; su piedad te libre de las manotadas de esos osos; de los arrpelones de esos Tigres, y las hocicadas de esos Marranos (…) Gente tan sucia y tan idiota, que no saben quantas son cinco, ni tres, ni aun uno; porque no entienden de nones, que toda su arithmetica, es con las pares. Ultimamente estos son saca niños como sacamuelas”ssss1.

Lo que muestra este breve pero revelador fragmento es que los médicos de la época buscarían soluciones rápidas y sencillas para ellos, pero que consideración ninguna tendrían para con la parturienta. Consecuencia de ello, a lo largo de los siglos XVIII y XIX se populizarían el uso de sustancias farmacológicas –así, por ejemplo, el cornezuelo de centeno, que acortaba el tiempo del parto pero que aumentaba enormemente el dolor– y de determinados instrumentos, como el fórcepsssss1. La utilización de estos últimos, además de resultar escalofriante para la parturienta, establecía una nueva brecha entre médicos y parteras, puesto que no estaban permitidos a estas últimas, lo que las fue expulsando, definitivamente, de los núcleos urbanos hacía poblaciones rurales donde los primeros no llegabanssss1.

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