Читать книгу El arbitraje marítimo en Londres. (2ª edición ampliada y revisada) онлайн

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Por otro lado, se observa en la práctica como los tribunales ordinarios no permiten que una de las partes, con una fuerte posición financiera, presione a otra parte con dificultades económicas en cuanto a desproporcionalidad de las actuaciones que en su momento deban llevarse a cabo, contribuyendo con ello al mantenimiento del equilibrio de fuerza entre las partes. Así se estableció en Maltez v Lewisssss1 donde la parte más fuerte económicamente fue la encargada de preparar los documentos a usar en el juicio, sin que ello interfiriera en la libertad de dicha parte a escoger la representación legal que considerase más conveniente.

Por otro lado, la CPR 1.3 exige a las partes a asistir al juzgado a conseguir el objetivo de ventilar todos los asuntos de forma justa. Ello implica el colaborar con la parte contraria en todo momento, mantener una comunicación efectiva que evite la duplicidad de actuaciones y, por supuesto, dar cumplimiento con prontitud a cualquier orden dictada por el juez.

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