Читать книгу La educación sentimental онлайн

15 страница из 36

En otro momento de la novela, Frédéric procura adaptar sus deseos a la realidad. Lo intenta con Rosanette: vida en familia, un hijo, pero siempre ocurre algo que le lanza en pos de ese deseo imposible.

Frédéric se siente obligado y comprometido con su deseo, aunque nadie se lo exija. Cuando tiene que optar entre su amistad por Deslauriers o su deseo imposible, se siente frustrado, duda, pero le puede ese compromiso con su deseo. Su manera de obrar produce en los lectores una decepción tras otra, porque el lector piensa que cuando Frédéric elige lo hace siempre equivocadamente.

Ya en el primer capítulo nos damos cuenta de que el joven de pelo largo y un álbum bajo el brazo está perdido en el mundo. Vaga de un lado a otro del barco, va a estudiar derecho, pero piensa en otras cosas, «en la trama de un drama, en temas de pintura, en pasiones futuras. Pensaba que la felicidad que se merecía tardaba en llegar». Y cuando Arnoux le pregunta por sus planes de futuro, él responde con ideas vagas en torno al arte, algo que no tiene nada que ver con estudiar leyes, que es para lo que se trasladará a París. Hay muchos otros ejemplos a lo largo de la novela de esa indefinición, de esa especie de pereza. Compra un piano, instrumentos de pintura, quiere escribir novelas, dedicarse a la diplomacia, a la política, ser un buen orador… todo en el deseo.

Правообладателям