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El deseo en La educación sentimental
Según Julian Barnesssss1, para Flaubert la felicidad está en la imaginación, no en el acto. El placer se encuentra en el deseo, y después en el recuerdo: ese es el temperamento flaubertiano.
Estas frases definen, en cierta manera, La educación sentimental.
Jean Borie participa también de esa definición en torno al deseossss1. Y lo analiza con mayor profundidad.
Flaubert se burla del romanticismo de Emma Bovary, porque Emma se empeña en vivir ese deseo. Como personaje la maltrata más a que a nadie. La castiga de todas las maneras posibles: infelicidad, desengaños, ruina moral y económica, muerte. Es menos riguroso con Frédéric, porque Frédéric no cumple sus sueños, sus ideales románticos. Se limita a soñarlos, no a vivirlos.
Lo fundamental del deseo de Frédéric es que aspira a lo imposible, y lo imposible a veces llega sin esfuerzo, o por azar, por ejemplo, la herencia. Entonces, se precipita a París para cumplir su deseo: el amor de la señora Arnoux. El deseo es impaciente y exige una satisfacción inmediata, así que, compra la casa, los muebles, los caballos. Tiene criados, vestuario, etc., todo lo que cree imprescindible para entrar en el mundo de la señora Arnoux. Pero, cuando hay que esforzarse en algo, por ejemplo, triunfar en política, hacer una fortuna con los Dambreuse, no actúa y desperdicia todas las ocasiones.