Читать книгу Más allá de las caracolas онлайн
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—Muy interesante. No conocía la existencia de ese Consejo. Supongo que, por la edad, tu madre es una de ellas.
—Sí, Yanira lo preside. ¿Quién crees que pidió al Consejo que permitiese que tú conocieses la gruta?
—¿Lo pidió tu madre? Pensé que lo habías decidido tú.
—Yo se lo sugerí, pero ella no lo habría pedido, por muy madre mía que sea, si no hubiese comprobado que eras digna de confianza.
—¿Y cómo ha podido saberlo? Tampoco hemos hablado mucho.
—Hummm… Con Yanira… prácticamente no necesitas hablar.
—¡Vaya! Ya sé de quién eres alumna aventajada. Al final vais a hacerme sentir como una bacteria a la que analizáis por el microscopio. —Solté una carcajada mientras le hacía la segunda pregunta—: He visto el comienzo de otras dos galerías en esa pared de enfrente. ¿Adónde llevan?
Nina sonrió, pero se quedó callada. Yo respeté su silencio. Ella acarició mi mejilla.
—Las dos desembocan en otra serie de grutas similares a esta. Algún día haremos también esa excursión.
Entendí claramente su respuesta. El conocimiento de aquellas otras grutas pertenecía a otro escalón que aún no me correspondía subir. Pero algo muy importante para ellos debía de existir allí para que, después de haber ganado su confianza para conocer esa caverna, no me considerasen preparada para conocer grutas similares.