Читать книгу Sin miedos ni cadenas. Lecturas devocionales para damas онлайн
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Jesús, el regalo más extraordinario del Cielo, parecía común y corriente a primera vista. Él nació en un hogar humilde, creció en una aldea pequeña y trabajó como artesano. Aunque era Dios encarnado, Jesús nunca se negó a hacer tareas sencillas. Con sus propias manos lavó los pies de sus discípulos. Esta humilde tarea, que los discípulos no querían hacer, tiene un impacto de amor que sentimos aun hoy, muchos años después.
Recuerda: lo pequeño y ordinario es importante. Un pequeño mosquito que zumba en tu habitación transforma tu noche. Un diminuto grano de arena incrustado en tu ojo, detiene tu rutina, sin importar cuán rica o pobre seas. Y de un insignificante grano de mostaza crece un gran árbol y los pájaros anidan en sus ramas (Mat. 13:31, 32).
Jesús, gracias por librarme del miedo a vivir una vida común. No necesito ser extraordinaria o que la gente me aplauda para tener un propósito y una misión. Ayúdame a dar lo mejor en las pequeñas tareas de mi día. Ayúdame a ver que, en el Reino de Dios, lo pequeño tiene un gran impacto.