Читать книгу Sin miedos ni cadenas. Lecturas devocionales para damas онлайн
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Señor, gracias por salvarme por medio de Jesús. Hoy acepto que dependo absolutamente de ti y abro mi corazón a tu gracia. Muéstrame la belleza de tu amor por mí. Amén.
12 de enero
Dios feliz
“Les he dicho esto para que sientan la misma alegría que yo siento, y para que sean completamente felices” (Juan 15:11, PDT).
Quiero pedirte un favor: Cuando termines de leer esta oración, cuando llegues al punto final, cierra tus ojos e imagina a Dios sonriendo.
¿Qué tan fácil o difícil te resultó hacer eso? En la carta a Timoteo, Pablo lo exhorta a predicar “el glorioso evangelio del Dios bendito” (1 Tim. 1:11). Estamos tan familiarizadas con estas palabras que las pasamos por alto, como si manejáramos en piloto automático. Sin embargo, la palabra griega que Pablo usa aquí es makariou, que no solo significa “bendito”, sino también “feliz”. Pablo estaba instruyendo a Timoteo a predicar “las gloriosas buenas nuevas del Dios feliz”.
Dios es santo, sí, pero también feliz. ¡Dios es mucho más feliz de lo que podemos imaginar! Él no actúa como una bibliotecaria de ceño fruncido que nos chista cuando hacemos el menor ruido. Dios no es un padre severo e imposible de complacer. ¡Dios es feliz! De hecho, si no lo fuera, el evangelio no sería una buena noticia. ¿A quién le gustaría pasar la eternidad con un Dios infeliz y amargado? ¡A nadie! Trataríamos de evitar estar a su lado así como evadimos a las personas que siempre se andan quejando. Nos cruzaríamos de vereda y no le devolveríamos las llamadas. En la parábola de los talentos, los siervos fieles son invitados con la frase: “Entra en el gozo de tu señor” (Mat. 25:23). Otras traducciones dicen: “¡Ven a celebrar conmigo!” (NTV) y “Ven y alégrate con tu patrón” (PDT). A través de esta parábola, Dios nos invita a compartir su felicidad por la eternidad.