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La iglesia primitiva.

En las llamadas Constituciones de los santos apóstoles (hacia 380) se amonesta a los cristianos a “observar el sábado y la fiesta del Día del Señor; porque aquel es el memorial de la Creación y esta el de la Resurrección”.89 En esta obra hay varias referencias más al sábado de la Creación. Por ejemplo, una oración alusiva a la encarnación de Cristo empieza con las siguientes palabras: “Oh, Dios todopoderoso, tú has creado el mundo por medio de Cristo y has señalado el sábado en memoria de ello, porque en ese día tú nos has hecho descansar de nuestras obras para meditar en tus leyes”.90 El tema del sábado creacionista, como observó Jean Daniélou, se encuentra “en el centro del pensamiento de San Agustín”.91 La culminación de la semana de la Creación da pie a Agustín (354-430) para desarrollar dos importantes conceptos. El primero es la noción de la marcha de la historia de este mundo hacia un reposo final en la paz de Dios. En otras palabras, la consecución del descanso eterno representa para Agustín el cumplimiento del “sábado que el Señor aprobó al final de la Creación, como está escrito, ‘Dios descansó en el séptimo día de todos sus trabajos’ ”.92

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