Читать книгу Reposo divino para la inquietud humana онлайн
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generalespecífico
moralséptimo díaceremonial
La distinción luterana entre aspectos morales y ceremoniales o naturales y mosaicos en el sábado nos parece un honesto pero inadecuado esfuerzo por salvar algunos de los valores del sábado en el enfrentamiento de dos amenazas opuestas: por una parte, la de los antinomianos radicales, que negaban la necesidad de observar ningún día;120 por otra, la de los legalistas católicos y reformados, que defendían la santificación de las fiestas como “necesaria para la salvación”.121 La Confesión de Augsburgo alude a esas “monstruosas disputas” y explica que “esos errores proliferaron en la iglesia cuando la justificación por la fe no fue enseñada con suficiente claridad”.122 Lutero realizó encomiables esfuerzos para evitar a la vez el Scylla del legalismo y el Carybidis del antinomianismo. Solo cabe lamentar que para conseguir su objetivo rechazase como mosaicos y ceremoniales algunos aspectos y funciones importantes del séptimo día que, como veremos más adelante, son de incalculable valor para comprender y experimentar la “justificación por la fe”. En lugar de ello, Lutero optó por conservar el domingo como un día aceptable “establecido por la iglesia para el bien de los laicos y de las clases trabajadoras”123 que necesitan “por lo menos un día a la semana para descansar [...] y asistir a los servicios religiosos”.124 La distinción radical de Lutero entre ley natural y ley mosaica, y entre Ley y evangelio, fue adoptada y desarrollada hasta sus extremos por grupos radicales como los anabaptistas, puritanos extremistas, cuáqueros, menonitas, huteritas y las modernas confesiones antinomianas.125 Todos estos sectores han argüido que el sábado no fue establecido por Dios en la Creación, sino que pertenece a la dispensación mosaica cumplida y abolida por Cristo. Consecuentemente, en la dispensación cristiana los creyentes estarían exentos de la observancia de cualquier día de reposo en particular.