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La muerte de Glait, quizás el más sobresaliente líder de los sabatarios, no detuvo la expansión de la doctrina del sábado. En tiempos de la Reforma habían observadores del sábado en numerosos países europeos, tales como Polonia, Holanda, Alemania, Francia, Hungría, Rusia, Turquía, Finlandia y Suecia.147 En el siglo XVII, su presencia fue particularmente notoria en Inglaterra. R. J. Bauckham observa que “una importante serie de predicadores puritanos y anglicanos se esforzaron por combatir el séptimo día. Sus esfuerzos son una prueba tácita de la atracción que tal doctrina ejercía en el siglo XVII; los observadores del séptimo día fueron tratados con gran rigor por las autoridades puritanas y anglicanas”.148 Los bautistas del séptimo día se convirtieron en la principal iglesia observadora del sábado en Inglaterra.149 En 1671 fundaron su primera comunidad en América, en Newport (Rhode Island).150 Los adventistas del séptimo día reconocen con gratitud su deuda hacia los bautistas del séptimo día por haberlos llevado al conocimiento del sábado en 1845.151 Pocos años más tarde (1860), la Iglesia de Dios del Séptimo Día aceptó también el valor del sábado.152 Más recientemente, esta creencia ha sido aceptada por la Iglesia Universal de Dios e importantes sectores de otras confesiones.153

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