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Hoy en la escuela jugamos al básquet en uno de los recreos. El cuarto grado del cual soy maestra me llena de orgullo. Son niños buenos, con una excelente mezcla de estudiosos, amigables, alegres y solidarios. Hoy también demostraron responsabilidad social, pues compartimos el patio con los más pequeños, de tercer grado, ya que su maestra se había ausentado por motivos de salud. Ante la consigna de permitir jugar a los más chiquitos e integrarlos, ellos postergaron su propio juego, lo que me llenó de alegría. Pasaban la pelota asumiendo su rol de “más grandes” amorosamente, haciendo felices a sus compañeritos.

Mirta

18 de marzo


Vivir para agradar a Dios

“Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza” (1 Timoteo 4:12).

Imagina que tienes ocho años y fuera de tu casa se estacionan varias limusinas. Personas importantes, escoltadas por guardaespaldas, golpean tu puerta y te dicen: “Buenos días. Venimos a buscarte para ir a vivir a la Casa de Gobierno, porque a partir de ahora serás el presidente de este país”. Lo más probable es que te pongas a reír o te asustes y salgas corriendo. La Biblia relata la historia de un niño y dice así: “Cuando Josías comenzó a reinar era de ocho años, y reinó en Jerusalén treinta y un años” (2 Crón. 34:1).

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