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Mirta

16 de marzo


Difícil, pero sorprendente

“Su señor le respondió: ¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! Has sido fiel en lo poco; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!” (Mateo 25:23, NVI).

Tenía 17 años y a su corta edad le tocó vivir una de las experiencias más difíciles y sorprendentes de su vida. Su padre lo amaba mucho, y los regalos que le hacía despertaron envidia en sus hermanos, quienes lo vendieron. En un abrir y cerrar de ojos pasó de ser el hijo mimado a un esclavo cualquiera.

Mientras viajaba al país de su destierro, José se acordó de las enseñanzas de sus padres y, en vez de amargarse la vida, tomó la decisión de ser fiel a Dios. Al llegar a Egipto fue vendido al jefe de la guardia real, quien, al ver cuán responsable era, lo puso a cargo de todas las cosas de su casa.

Un día apareció una mujer que quiso tentarlo, pero José había asumido la responsabilidad de no traicionar la confianza de su amo y mucho menos la de su Dios. Su tentadora, al no lograr su objetivo, se vengó acusándolo de un crimen que no había cometido, y lo hizo encerrar en la cárcel. A pesar de eso, José se mantuvo fiel, y en la oscura celda se ganó la confianza del carcelero, quien le dio la responsabilidad del cuidado de todos los presos.

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