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La vida de José es una de las más explícitas y detalladas de la Biblia. Varios capítulos de Génesis cuentan cómo este joven pasó por momentos difíciles y hasta incomprensibles, pero Dios tenía un bello plan para su vida. Uno de los momentos más llamativos es cuando aceptó hacerse responsable de una cárcel. En el libro Patriarcas y profetas se menciona que José “encontró una obra que hacer, aún en la prisión. Dios lo estaba preparando en la escuela de la aflicción [...]. En la cárcel, presenciando los resultados de la opresión y la tiranía, y los efectos del crimen, aprendió lecciones de justicia, simpatía y misericordia que lo prepararon para ejercer el poder con sabiduría y compasión. [...] Cada rayo de luz que derramamos sobre los demás se refleja sobre nosotros mismos. Toda palabra bondadosa y compasiva que se diga a los angustiados, todo acto que tienda a aliviar a los oprimidos [...] resultará en bendiciones para el dador” (p. 218).

No siempre las tareas hechas con grandeza, sacrificio y responsabilidad son vistas y valoradas en esta vida. Pero para Dios, nada pasa desapercibido. La responsabilidad social es esperable en un buen cristiano. Los “demás” no son solo nuestra familia y amigos. Son las personas que nos rodean, y en ellas tenemos que pensar.

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